Más pulmones, más vidas
Desde temprano en la mañana, puede
escucharse el sonido urbano de la ciudad, las voces acrecentarse poco a poco en
una urbe que despierta con lentitud hasta que, de repente, parece viva con
personas yendo a realizar sus tareas diarias. Se ven los puestos de las
empanaderas, areperas y panaderías como puntos de encuentro para las
conversaciones amables del cumanés sobre los temas recientes y las apresuradas decisiones
del quehacer diario.
Estas rutinas dejan poco espacio para resguardarse
o liberarse de la tensión que ocasionalmente provocan. Solo nuestra atención y
prudencia logran establecer opciones para esto. Y es que la vida siempre premia
con movimientos perpetuos que dirigen hacia los únicos grandes pulmones de la
ciudad: nuestros parques.
Los resguardos de una ciudad en movimiento
constante son siempre los parques y las plazas. Ahí, donde se reúnen felizmente
las edades, la experiencia y la juventud, requieren de una atención tan grande
como la que demanda los espacios ciudadanos del compartir.
Y, más importante aún, la atención de estos sitios de esparcimiento conduce al
mejoramiento de nuestro ambiente y calidad de vida.
Entonces, ¿por qué no sembrar pulmones?
El rescate de nuestro singular Parque Guaiquerí y el mantenimiento del Parque
Ayacucho formarían ambientes adecuados para nuestro presente y futuro. Las
plazas, como en la antigüedad, que sean también sitios de reunión, de grato
encuentro y de descanso de la rutina de nuestra vida cumanesa.¿Nuestra parte?
Conservar estos pulmones y que sea sinónimo de convivencia. Que haya verde y
habrá pulmones henchidos de vida.