Cuando el deber llama
El ciudadano es aquel que pertenece a la ciudad, que vive
en ella y hace que la misma se llene de vida. Sin el ciudadano, la ciudad no es
más que un estante vacío, descuidado y frío que no tiene la más mínima
atención. Por esta razón, el ciudadano es el que se ocupa, en conjunto con los
demás, de mantener su lugar de ocupación en orden, con limpieza y de
rigurosamente cumplir con las normas establecidas para su cuidado.
Cumaná se enfrenta a grandes retos a medida que el número
de ciudadanos crece. Ahora, el deber es de muchos más, por lo que es momento de
decir que nuestro gran deber es cuidar de ella tanto como se pueda.
Actualmente, el gran deber que el cumanés tiene con Cumaná es ampliar sus
expectativas hacia el futuro.
Una ciudad que se acerca silenciosa y rápidamente a los
500 años confiere un deber aún más amplio, considerando que tiene el privilegio
de ser llamada “Primogénita del Continente”. Es nuestro deber conferir a Cumaná
su ampliación de límites, y con esto, luchar por sus vías de comunicación, su
formulación arquitectónica y, sobre todo, resguardar su seguridad.
Este mes, el deber nos llama a ser conscientes de las
carencias y dejar a un lado las diferencias para contribuir a un mismo fin: es
nuestro deber contribuir en la búsqueda del bienestar de todos.
Autor: Miguel Urbaneja Coronado